15 Consejos a padres de familia
P. Jordi Rivero
1. La mejor enseñanza es el buen ejemplo. Recuerda que tú también eres hijo. Dios es tu Padre. Ámale y obedécele con todo tu corazón. Conságrate y consagra tu familia a la Sagrada Familia: basta decir “Jesús, José y María, te doy mi corazón y el alma mía y les consagro mi familia” (o lo que le salga del corazón). El domingo vaya la familia junta a la Santa Misa. Tus hijos podrán aprender a ser buenos hijos al ver tu coherencia en actuar según los principios cristianos.
2. En tu casa deben reinar abiertamente Jesús y María. La Fe debe ser el fundamento de la vida del hogar. Que se note en todo. Pongan alguna imagen de ellos en un lugar de honor de la casa. Que todos lleven al cuello y tengan la protección del Escapulario, Medalla Milagrosa, Virgen del Rosario de San Nicolás, o cualquier medalla de la Virgen. Bauticen a los niños lo antes posible: no permitan que sean esclavos de Satanás ni un minuto de más. No permitan lo que ofende a Dios: los anticonceptivos (son todos abortivos), las malas palabras, la TV, la música, internet, la vestimenta, etc.
3. El mejor regalo a los hijos: un hogar feliz y estable donde papá y mamá se aman, se respetan y cuentan siempre el uno con el otro. Recen al menos un Misterio del Rosario (5 minutos). Familia que reza unida permanece unida. No se conoce un solo caso de padres divorciados que hayan rezado juntos el Rosario diario. El Rosario es un seguro de fidelidad a Dios y fidelidad familiar. ¿Cuántos se lamentan por no haber pagado una pequeña póliza al ver su hogar incendiado?. ¿Estáis dispuestos a arriesgaros a la destrucción de la familia por no rezar media hora por día?.
5. Conversa con tus hijos, escúchales.
6. Demuestra a tus hijos que les amas y díselos.
7. Ser buen padre requiere educar, proveer y gobernar. No eres amiguito de tus hijos sino padre. Corregir, amonestar y decir "no" a su tiempo es parte del amor, aunque a veces no guste. Ser padre no es un concurso de popularidad sino una misión de Dios por el bien de los hijos. Ser buen padre es asegurarse que los niños no se duerman sin agradecer a Dios Padre Bueno y no se levanten sin ofrecerle el día. Es muy buena costumbre los 3 AveMarías y la bendición con agua bendita (limpia todos los pecados veniales) antes de dormir y el Angelus al mediodía, que une a la familia aunque esté dispersa.
8. Por lo general, es mejor corregir en privado y estableciendo pautas claras. No grites, no ofendas. En vez de decir "eres un tonto" di, "sé que eres capaz de más pero no estás haciendo la tarea. En adelante no verás la TV hasta que la hayas hecho".
9. No compares a un joven con otro, ni con sus hermanos. Cada uno es único. Corrige cuando algo está mal, no importa cómo lo hagan otros.
10. Los errores del pasado no descalifican a los padres. No permitas que tus hijos te falten el respeto reclamándote por el pasado. Enseña que Dios perdona y si te has arrepentido y has corregido el mal, debes ahora tomar plenamente la misión de ser buen padre. Eso será un ejemplo para ellos. Tampoco reclames a tu cónyuge o a tus hijos por algo del pasado que ya ha sido hablado y perdonado. Trabajemos en mejorar el presente.
11. No pretendas que los hijos sean como tú. Dios les dará su propia vocación. Los padres educan en la Fe y la verdad. Éstos son fundamentos necesarios para todo hombre. Desde esa base, cada uno desarrollará su propia vida.
12. Di sí a la vida. Una familia numerosa es señal de gran amor y es una bendición para padres e hijos. No dejen que el diablo se meta en su cama. Si los padres “cierran la fábrica”, cierran el amor, que debe ser completo y fecundo. Por eso es objetivamente pecado mortal la planificación familiar natural sin causa grave.
13. Permitan que los niños tengan una buena relación con sus abuelos y otros familiares. Hay comportamientos que pueden impedir este ideal pero que no sea por falta de amor de vuestra parte.
14. Únanse con otras familias para hacer comunidad donde se fomente una forma de vida católica.
15. No te culpes si los hijos toman el mal camino. Dios es Padre perfecto y sin embargo tiene buenos y malos hijos. Examínate a ver si hay algo que puedes hacer mejor y persevera en la oración y mortificación como Santa Mónica y Santa Brígida, confiando en Dios.
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