jueves, 29 de octubre de 2009

Las enfermedades mentales según los Padres de la Iglesia - Reseña del libro de Jean-Claude Larchet

Las enfermedades mentales según los Padres de la Iglesia
Reseña del libro "Terapia de enfermedades mentales. Experiencia del Oriente cristiano en los primeros siglos" de Jean-Claude Larchet
Martín F. Echavarría


Hace varios años escribí una recensión del libro "Théapeutique des maladies mentales", que pongo a continuación, con alguna modificación. Lamentablemente, esta, como las demás obras del mismo autor, aún no ha sido publicada en castellano.


Jean-Claude Larchet,
Terapia de enfermedades mentales.
Experiencia del Oriente cristiano en los primeros siglos.
Les Éditions du Cerf, Paris 1992, pp. 181


El autor de este interesante libro, Jean Claude-Larchet, Doctor en Filosofía y en Teología, y antigüo profesor de teología en Estrasburgo, es un cristiano ortodoxo francés, especialista en patrística oriental y, en particular, en el tema de la relación entre enfermedad y fe cristiana. De hecho, la obra que aquí reseñamos es la última de una trilogía dedicada al tema de la enfermedad. La han precedido Theologie de la maladie (Éd. du Cerf, Paris 1991) y Thérapeutique des maladies spirituelles (Éd. de l'Ancre, Paris 1991, reeditada después por Éd. du Cerf). En el libro que nos ocupa, Larchet intenta presentar de modo sistemático la concepción de los Padres de oriente acerca de la enfermedad mental, mostrando su actualidad y refutando algunos prejuicios con que muchos autores contemporáneos, en particular psiquiatras y psicólogos, se refieren a los mismos (por ejemplo, en el tema de enfermedad mental y posesión diabólica).

Para lograr estos objetivos, el autor hace amplias referencias a la psicopatología contemporánea, de cuyos temas y autores se muestra serio conocedor. Criticando la aproximación cientificista y reduccionista a la enfermedad mental, el autor valoriza sin embargo algunas corrientes que han llamado la atención sobre la dimensión espiritual del hombre, citando en particular a Frankl, Caruso, Daim y Jung (p.20, nota 22). Larchet se refiere a las ambigüedades del concepto de “enfermedad mental”, puestas de manifiesto por autores como Foucault y la corriente de antipsiquiatría, y considera que bajo tal denominación se ocultan realidades diversas (p.11). Además, las clasificaciones nosológicas en curso en general son puramente descriptivas, mientras que la causa de tales trastornos puede ser diversa. Y es en base a la causa que conviene hacer una clasificación que permita un diagnóstico y una terapéutica eficaces.

Tres son las principales causas que el autor, siguiendo a los Padres, distingue, aclarando que a menudo pueden converger: 1) una primera categoría de trastornos mentales, son enfermedades en sentido estricto, es decir, con causa orgánica; 2) una segunda, no menos importante, es la causa diabólica, que Larchet defiende contra la impugnación moderna; 3) finalmente, el autor habla de una causa espiritual, que son los vicios, y que correspondería a la mayor parte de las neurosis de la psicopatología actual (pp.14-20). En base a esta triple causalidad el autor organiza el libro: luego de un claro capítulo dedicado a la antropología de los Padres (pp.25-42), que sirve de base a su psicopatología, siguen tres capítulos dedicados a cada una de las tres causas, orgánica (43-52), diabólica (53-96) y espiritual (97-132). Finalmente, un último capítulo se refiere a los “locos por Cristo”, ascetas que fingían la locura como medio de santificación (133-168).

En el primer capítulo (Prémises anthropologiques: le composé humain) Larchet pone como fundamento la concepción del hombre como compuesto de alma y cuerpo. “l'âme n'est pas l'homme, écrit saint Justin, mais âme d'homme; le corps n'est pas l'homme, mais corps d'homme” (p.26). Sin embargo, el alma humana (nous) de algún modo trasciende el cuerpo. La triple distinción paulina espíritu, alma y cuerpo, no supone una diferencia sustancial entre los dos primeros: “Les Pères, qui utilisent fréquemment la représentation dichotomiste âme-corps, comprenant dans l'unique notion d'âme (psukhè) tous ses éléments, manifestent clairement ainsi leur sens de l'unité profonde de l'âme. En recourant en d'autres occasions à la représentation trichotomiste esprit/intellect-âme-corps, ils cherchent plus particulièrement à mettre en valeur la fonction d'union à Dieu qui est dans l'homme” (pp.38-39). En el espíritu brilla la imagen de Dios y se recibe la gracia que deifica al hombre haciéndolo adquirir la semejanza divina (p.38). El texto de Gregorio Palamas citado al final del capítulo nos parece algo oscuro (pp.41-42).

“La folie d'origine somatique” es el segundo capítulo. En él, el autor defiende a los Padres de la acusación de demonizar toda enfermedad mental. Por el contrario, muchos de entre ellos fueron grandes conocedores de la medicina de su tiempo, y no ignoraron que muchos trastornos mentales tienen como causa un desorden orgánico. Sin embargo, “les troubles psychiques qui se révèlent en ces cas ne sont donc des troubles de l'âme que d'un point de vue extérieur. La folie, qui en certaines de ces formes donne son nom à ces troubles, n'est pas ici à proprement parler maladie de l'âme mais du corps” (p.48). Pero el rol causativo del cuerpo debe ser probado, pues que el cuerpo intervenga en la afección habla de la unidad substancial del hombre, no necesariamente de una causa somática (pp.49-50). En caso de causa somática probada, es el médico en sentido estricto (“médico del cuerpo”) quien debe intervenir.

El tercero es un largo capítulo dedicado al origen diabólico de algunos trastornos mentales. Resumimos aquí su contenido. En primer lugar, no toda enfermedad mental tiene causa demoníaca en la visión de los Padres. Sin embargo, muchas enfermedades con causa orgánica pueden ser también causadas por el demonio, simplemente porque el demonio influye la mayor parte de las veces a través de la inmutación corporal. “Les démons, en effet, agissent souvent sur l'âme par l'ntermédiaire du corps, car c'est ce dernier qui leur est le plus facilement et plus immédiatement accessible. Ils utilisent alors les lois ordinaires du monde physique, les mêmes qui peuvent entrer en jeu dans d'autres étiologies, nottment purement physiologiques” (pp.56-57). El autor señala que la posesión diabólica no necesariamente va acompañada de una aceptación por parte de quien la padece. Para muchos es la única forma extrema para ser purificados de sus pecados (p.65). Por otro lado, toda persona dominada por sus pasiones, está, de alguna manera, en poder del demonio (p.63). La afirmación de que el demonio puede penetrar en la profundidad del alma de algunas personas (p.64), nos parece poco clara, y merecería algunas aclaraciones, pues sólo el Creador llega hasta lo más profundo de las creaturas. Por ello el modo de habitar de Dios (natural y por gracia) es muy diverso de la habitación violenta del demonio. Finalmente, el autor pone de manifiesto la actitud de caridad cristiana manifestada por los santos Padres hacia los posesos, y señala como remedio principal el ayuno y la oración, acompañado de otros secundarios, como el reposo y el silencio.

El cuarto capítulo, “la folie d'origine spirituelle”, se refiere al desorden pasional, a los vicios. Se trata de una disfunción del psiquismo, con causa en el psiquismo mismo. Es una perversión de la naturaleza en la relación del hombre con Dios (p.97). “Pour les Pères une part importante des désordres que nous considérons aujourd'hui comme purement psychiques relèvent en fait du domaine spirituel” (p.98). Si bien es difícil establecer una correlación estricta entre la “nosografía de los Padres” y la “nosografía actual”, la correlación entre síntomas es mucho más fácil que entre síndromes (pp.98-99). A la pasión del orgullo se pueden reconducir algunos de los trastornos de la psicopatología actual caracterizados por la “sobrevalorización” o “hipertrofia del yo”, así la psicosis paranoica y la neurosis histérica. El “narcisismo” de Freud correspondería a la “filautía”. La astenia, sería reconducible a la “acidia”, lo mismo que muchos síntomas depresivos, como también a la pasión de la tristeza, etc. (pp.99-100). A continuación, el autor se ocupa especialmente de la tristeza y de la acidia, remitiendo a su libro sobre las “maladies spirituelles” (muy serio y documentado), para una profundización en el tema.

Por motivos de brevedad, dejamos de lado el comentario del quinto capítulo (Une forme singulière de folie: la folie pour le Christ), de gran interés sin embargo, y pasamos a las conclusiones. Si bien el libro nos parecería más rico integrando la tradición oriental y la occidental (que forman una sola Tradición), y a pesar de algunas oscuridades que hemos señalado, nos parece en balance de enorme valor, y constituye uno de los pocos que afronta el tema de la enfermedad mental en todas sus dimensiones desde un punto de vista cristiano serio y valiente. Auguramos que muchas de sus afirmaciones pasen a ser patrimonio común de los psicólogos cristianos, y expresamos el deseo de que surjan más obras que completen la deficiente bibliografía que lamentablemente todavía subsiste en campo católico sobre estos temas. Un último valor que queremos aquí señalar de este libro es un importante índice bibliográfico de doce páginas.

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Datos sobre el autor del libro:
Jean-Claude Larchet. Nacido en 1949. Casado y con un hijo. Convertido a la ortodoxia a los 21 años. Doctor en Filosofía y en Teología. Ex-profesor de Filosofía en Forbach (Moselle) y en la Universidad de Estrasburgo. Especialista en Teología Patrística, y en la relación entre la salud, la enfermedad y la curación según la tradición cristiana oriental. Entre sus obras podemos nombrar: Théologie de la maladie, Cerf, Paris, 1991; 1994, II ed.; Thérapeutique des maladies spirituelles, Cerf, Paris, 1997; La divinisation de l'homme selon saint Maxime le Confesseur, Cerf, Paris, 1996; L'inconscient spirituel, Cerf, Paris, 2005.


Datos sobre el autor de la recensión:
Martín F. Echavarría. Doctor en Filosofía (UPRA, Roma, 2004); Licenciado en Filosofía (UCA, Buenos Aires, 1999); Licenciado en Psicología (UCA, Buenos Aires, 1997); Vicedecano de Psicología de la Universitat Abat Oliba CEU (UAO, Barcelona, España); Profesor de Historia de la Psicología y de Psicología de la Personalidad (UAO); Profesor de la Diplomatura de Estudios Tomistas del Instituto Santo Tomás de la Fundación Balmesiana (Barcelona).








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